Cerrando el ápice de los párpados
la luz se vuelve noche en la textura de la carne,
un somnífero se cuela en la lengua,
mientras bebo el crepúsculo en mi boca
ruborizarse en mi frecuencia cardíaca
al detenerme en el "Pare"
en advertencia en mi pecho inválido
porque el reloj se ha detenido
a marcar la distancia de mi estancia,
en esta huella donde jamás he estado.
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