viernes, 18 de mayo de 2012

Poema 1789. Sin ojos al Dholor.





(El hecho de vivir, ya es una constancia de morir, el equilibrio es eterno, pero, cuando la constante se pierde, ya se puede decir que ni la vida; ni la muerte han existido. De acuerdo a ello, nada más queda sobre el escritorio; una página en blanco, sin huellas de un cuerpo o un universo, ni vida ni la muerte)




La caja alberga el origen de la vida
-Insiste la muerte-
del universo salen miradas,
entre lo onírico
cuervos fusilan los ojos
causantes de la agonía.

El silencio es evidente,
la tristeza traumatiza cabelleras
desde los andenes del destino.

Y el cuerpo recibe una tonelada
de miseria-
a través del abismo

el cielo cierra su pecho
la lluvia pareciera secarse

el silencio pareciera llorar,

pero no caen lágrimas -no llueve-

dentro un vacío existencial.

Y no hay nada que decir

ni las palabras tienen vida
ni hay significado 
para renunciar al reloj espacial
ni el pecho sostiene el timbal de un corazón agonizando

ya se ha perdido el tiempo, ya no hay segundo
para oprimir el botón de la paz,

la guerra esta a punto de caer
y cuerpos caen de un cielo hecho polvo

hasta la garganta el hedor,
a la amargura el hollín
trasluce los labios
-a través de la sangre.
[El llanto de los niños]

El llanto... ¡El llanto!

Y un cuerpo cae, inválido
no entiende a la vida
ni a los zapatos excomulgados de la humanidad.

Del dolor a la oscuridad...




Tres versos.



La vena agoniza en el nervio reseco
tras los pedestales caídos, la ausencia
de soledad a la muerte; un mártir nocturno.