viernes, 6 de noviembre de 2015

Naturaleza




Y desde siempre jugaré con las cenizas
en el contexto de los frascos lumínicos
abriendo mis faroles hasta las sombras,

desde la corona de fuego
hasta la diagonal sanguínea
donde corroe la erosión nocturna
en el vértice de los cielos
estampados en la cabecera de plata,
donde alguna vez el elegido
soltó sus lágrimas
en víspera del fin del ciclo,
contribuyendo con la pieza
que se tropezó con el destino,
y ésta siguió rebotando en la distancia,
viendo crecer la muerte de la vida.

Y desde el enlace en la pared de carne,
retuerzo cada movimiento con el exilio,
impulso de energía perforando mi pecho.







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