jueves, 5 de mayo de 2011

Un día cualquiera en la ciudad gris...




Caminando a través de cada fisura abierta, que destierra la luz, entre los pasos lentos, a veces 
rápidos. Volando con el viento que se trepa del sudor del palpitar, emergiendo con la voz del cansancio, al destrozar la presión de no llegar a tiempo, al lugar donde la piel se estremece por los segundos en que el baúl se detiene, presionando la esfera que resuena con el aroma semblante de los ruidos contaminantes de la montaña, que alberga vidas descontroladas,
por seguir con su andar estresante de contener papeles, que salen de su piel a través de sus dedos, que atraen la voz cegada por la luz de un sol, acortado por la basura del humo que algunos dejan, con su cortina cerrada en la espesura de este agujero, que invade la quietud del polvo secado por el calor del cielo, donde yo.
Sentado en el pavimento, miro pasar a una doncella de tez lenta que se sumerge en la odisea de los latidos, que se estrechan en mi voz, cercada por la ilusión de un brazo, que atraviesa mi hombro, martirizando cada palmo caído de mis pulmones, sellando con la cinta del olvido las sombras perdidas,  un día cualquiera en la cuidad de santiago, rodeado del calor abrazante del olvido.
Cuando mis pasos se vuelven un delirio; torturando el tiempo dejado por los suspiros grises... bostezados por las sombras que vuelan... flotan... al descansar sobre la miel de las luces sintéticas... donde mis pies se borran... se unen con la humedad que del asfalto renace... crece... como árbol entre el caminar nocturno a veces de día... a veces... ya que la nube apagada; apaga todo lo que traga,  y... yo... borrado por la imagen oscura... que me pinta de negro... a veces de ocre... a veces de azul o de rojo... soy y he sido una imagen gritada por el tiempo... el tiempo nocturno que me habla al oído... me habla despacito... diciéndome que mis pasos se han detenido...
escucho las aves gemir entre los algodones líquidos... escucho lo que no escucho... y un suspiro... remece mi alma y parte de mis sentidos... una mano se tuerce sobre mis ojos... blanca... cálida... una luz apaga mi mirada... entre los espejo silentes se abre el paladar que grita... me grita... destroza mis tímpanos... en una noche en la tibia sonrisa de Santiago... Una luz camina sobre el río seco y mojado; donde mis pies se han agotado... un luz llamada caballo metálico...  pastando sobre mi alma... miro sin mirar como avanza en mi retirada... pero mis pies no se mueven... quedan plantados como raíz de tierra fértil... quedan ahí... unidas a la vida... a la vida gris... cuando camino sobre la piel; que mi invita a sentir... es la vida en mi ciudad gris... es mi vida... que a veces se pinta de morir... cuando no escucho... no veo... a veces una luz me dice despierta... siguiendo mi camino sobre las veredas tiernas................... continuará...

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